domingo, 8 de octubre de 2017

Por qué me llamo Julieta Inés



Me llamo Julieta por mi abuela Tany. Murió de cáncer cuando yo tenía quince y estaba conociendo el amor. Mi abuela era mi compañera. Me enseñó a hacer pesebres miniaturas de cerámica que se los vendía a sus amigas y después me daba la plata. Una vez me decoloró un mechón de pelo en la cocina. Esa vez me dijo que antes de casarme tuviese muchos novios. Mi abuela murió en los brazos de mi papá, intentó salvarla haciéndole reanimación cardiopulmonar. Yo no estaba ahí, eso lo conto él.

                           

Me llamo Inés por mi tía abuela, ella murió cuando yo tenía más o menos veinticinco. Entraron a robarle y la mataron a golpes. Salió en los diarios, en la tele. Cuando me lo contó, mi abuelo no lloró, ni tembló, ni se puso tenso. Justo después de la muerte de mi abuela lo llevamos de vacaciones con nosotros. En la habitación de arriba dormíamos con mis hermanas. Abajo dormía él solo. Todas las noches lo escuchaba llorar. Ahora mi abuelo se acuerda algunas cosas como él quiere. Habla de lo generoso que era con mi abuela. Y de cuánto la acompañó en su enfermedad.



Otra vez casi se muere mi mamá. Tuvo un derrame cerebral, perdió la memoria, la llevamos al hospital, recuperó la memoria, le dieron el alta. De vuelta en casa escuchamos el golpe de la caída desde el living, corrimos con mi viejo hasta la habitación. Mamá estaba convulsionando y de repente su cuerpo quedó duro. Vi en mi viejo la cara de espanto. Leí la muerte de mi vieja en su rostro. Esta vez pudo salvarla. Puso la vicera de una gorra entre sus dientes, corrió su cabeza hacia un costado y mi mamá volvió a respirar.



Creo que una sola vez estuve cerca de morir. Estábamos en una ruta en Brasil. Llovía tanto que tuvimos que estacionar en la banquina. Un camión que perdió el control casi nos choca, me acuerdo viéndolo venir directo hacia mí y esquivarnos a tiempo.



Durante mucho tiempo tuve miedo al cáncer. Cualquier dolor que venía de adentro ya pensaba que podía ser un tumor. Me llamo como mi abuela. Además me decían que mi cuerpo era igual a la de ella. El pelo enrulado también. Los ojos un poco verdes. Mi abuela estuvo enferma tres veces de cáncer. Uno fue de mamas. Le extirparon una. Me acuerdo cuando me mostró su pecho, el espacio vacío, la cicatriz. A mi abuela le faltaba una teta y a mi abuelo una pierna. Mi abuelo la perdió cuando andando en moto lo chocó un camión. En ese entonces estaban de novios. Le dijo que si ella no quería seguir junto a él, que la entendía. Mi abuela se casó y tuvieron cuatro hijos, tres hombres y una mujer. Me pregunto cómo habrá sido tener sexo con un hombre sin una pierna. Y si mi abuelo habrá tenido sexo con mi abuela cuando ya no tenía su teta.



Hace poco soñé que estábamos en un jardín con mis hermanas. En un árbol grande y viejo, bien arriba y ocultas a la vista, había unas naranjas radiantes. La rama que conducía/llevaba a esas naranjas era gruesa, intrincada, y trepar hasta ella demasiado arriesgado. Con mis hermanas nos las ingeniamos para hacer caer algunos frutos. En el piso, la piel de las naranjas no parecía tensa, pensamos que estaban secas. Agarré una y la abrí al medio. Por dentro estaba carnosa, jugosa y dulce. 




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