Me llamo Julieta por mi abuela Tany.
Murió de cáncer cuando yo tenía quince y estaba conociendo el amor. Mi abuela
era mi compañera. Me enseñó a hacer pesebres miniaturas de cerámica que se los
vendía a sus amigas y después me daba la plata. Una vez me decoloró un mechón
de pelo en la cocina. Esa vez me dijo que antes de casarme tuviese muchos
novios. Mi abuela murió en los brazos de mi papá, intentó salvarla haciéndole reanimación
cardiopulmonar. Yo no estaba ahí, eso lo conto él.
Me llamo Inés por mi tía abuela, ella
murió cuando yo tenía más o menos veinticinco. Entraron a robarle y la mataron
a golpes. Salió en los diarios, en la tele. Cuando me lo contó, mi abuelo no lloró,
ni tembló, ni se puso tenso. Justo después de la muerte de mi abuela lo
llevamos de vacaciones con nosotros. En la habitación de arriba dormíamos con
mis hermanas. Abajo dormía él solo. Todas las noches lo escuchaba llorar. Ahora
mi abuelo se acuerda algunas cosas como él quiere. Habla de lo generoso que era
con mi abuela. Y de cuánto la acompañó en su enfermedad.
Otra vez casi se muere mi mamá. Tuvo un
derrame cerebral, perdió la memoria, la llevamos al hospital, recuperó la
memoria, le dieron el alta. De vuelta en casa escuchamos el golpe de la caída
desde el living, corrimos con mi viejo hasta la habitación. Mamá estaba
convulsionando y de repente su cuerpo quedó duro. Vi en mi viejo la cara de
espanto. Leí la muerte de mi vieja en su rostro. Esta vez pudo salvarla. Puso
la vicera de una gorra entre sus dientes, corrió su cabeza hacia un costado y
mi mamá volvió a respirar.
Creo que una sola vez estuve cerca de
morir. Estábamos en una ruta en Brasil. Llovía tanto que tuvimos que estacionar
en la banquina. Un camión que perdió el control casi nos choca, me acuerdo
viéndolo venir directo hacia mí y esquivarnos a tiempo.
Durante mucho tiempo tuve miedo al
cáncer. Cualquier dolor que venía de adentro ya pensaba que podía ser un tumor.
Me llamo como mi abuela. Además me decían que mi cuerpo era igual a la de ella.
El pelo enrulado también. Los ojos un poco verdes. Mi abuela estuvo enferma
tres veces de cáncer. Uno fue de mamas. Le extirparon una. Me acuerdo cuando me
mostró su pecho, el espacio vacío, la cicatriz. A mi abuela le faltaba una teta
y a mi abuelo una pierna. Mi abuelo la perdió cuando andando en moto lo chocó
un camión. En ese entonces estaban de novios. Le dijo que si ella no quería
seguir junto a él, que la entendía. Mi abuela se casó y tuvieron cuatro hijos,
tres hombres y una mujer. Me pregunto cómo habrá sido tener sexo con un hombre
sin una pierna. Y si mi abuelo habrá tenido sexo con mi abuela cuando ya no
tenía su teta.
Hace poco soñé que estábamos en un
jardín con mis hermanas. En un árbol grande y viejo, bien arriba y ocultas a la
vista, había unas naranjas radiantes. La rama que conducía/llevaba a esas
naranjas era gruesa, intrincada, y trepar hasta ella demasiado arriesgado. Con
mis hermanas nos las ingeniamos para hacer caer algunos frutos. En el piso, la
piel de las naranjas no parecía tensa, pensamos que estaban secas. Agarré una y
la abrí al medio. Por dentro estaba carnosa, jugosa y dulce.
Qué hermosura de texto
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