sábado, 25 de noviembre de 2017

Poemas de la selva

I

El sendero empieza entre la casa donde vive Aquiles y la escuela. Subís la loma, pasando la atena llegás a un claro con algunos árboles y vacas, cruzás un camino de hormigas muy ancho y siempre transitado, cruzás un arroyo sobre unas maderas y abrís la tranquera. Seguís el camino. Hay otro arroyo con un puente y una especie de pasamos, lo dos hechos con troncos. Después hay una parte donde hay tanto barro que es mejor hacer una desviación hacia la izquierda por encima de los pastos. Casi siempre está inundada, pero es mejor opción que la del barro. Siempre doblá a la derecha. Siempre caminá con el alambre de púas a tu derecha. Subís otra loma y después la bajás. Arriba hay un cañaveral: NO CRUCES LA TRANQUERA AZUL.


II

Aquiles es el padre de Marcial.
Marcial es el padre de Guliver.
Aquiles vive con Denis.
Trabajan la caña, hacen agua ardiente.
La casa es del patrón.
Marcial trabaja de lo que puede, de lo que haya.
Le dicen chambear.
Guliver repitió primer año de la secundaria.
Aquiles no sabía que su nombre es el de un héroe mitológico.
Marcial sabe que el de su hijo tiene algo que ver con un libro.
Cuando se emborrachan
Aquiles y Denis 
quieren sacarme a bailar
dicen que les gustaría ser más jóvenes.
Nilda se enoja.


III


Gesto para indicar la acción de tomar:

Abrir el pulgar y el índice formando un ángulo agudo.
Dejar los otros tres dedos cerrados. 
Ubicar la mano cerca de la boca con el pulgar apuntando a uno mismo.
Mover la mano rápidamente hacia adelante y hacia atrás
hacia adelante y hacia atrás
hacia adelante y hacia atrás





IV

Cruza el sendero
una serpiente fugaz.
Ahhhhhhhh
freno de golpe, me quedo dura.
Era larga y ancha
creo que de color naraja pálido.
Sigo caminando.




V
  

Señorita, ¿no tiene miedo de estar allí solita? 
Señorita, ¿no tiene miedo de estar allí solita?
Señorita, ¿no tiene miedo de estar allí solita?




VI


Hace dos horas que es de noche y el perro no vuelve. Hay dos velas encendidas sobre la mesa, los sonidos son los de siempre. No voy a poder pegar un ojo. Agarro el machete y la lintername pongo las botas, cierro los candados y empiezo a caminar por el sendero hacia el pueblo. De noche es difícil ubicar las referencias, el campo de visión es reducidoMe guío por lo cercano: cambios de niveldesvíostroncosraíces. Cruzo el camino de hormigas y me calmo un pocoestoy cercaPero me frena una tranquera que nunca había visto. Ahora no sé dónde estoyno entiendoEn el claro el sendero se desdibuja. Pienso que tal vez voy a tener que pasar la noche ahí, sobre el pasto húmedo y el barro. Por suerte hace calor. Decido que mejor vuelvo a la casa y encaro con seguridadpero entonces la loma y ahí nomás la casa de Aquiles. Lo llamo: Aquileeeees. Están los hombres tomando agua ardienteme invitan a pasar. Están Aquiles y DeniseMarcial y el patrón. Estoy temblando. Les cuento lo que pasó, nos reímos todos. Tomo agua ardiente para tranquilizarme. Le pregunto a Marcial si puedo quedarme esa noche en su casa. Nilda me prepara la cama en el living. Pone varias sábanas sobre el somier y arma una almohada con toallas. Juntas, con cordones e hilos, hacemos cuatro nudos en una sábana que colgamos para cubrirme de los mosquitos. Adentro es como jugar a la casitame siento protegida. Auri duerme entre Marcial y Nilda, Guliver en la cocina. La familia de al lado ya no se escucha. En la oscuridad, en silencio, lloro de amor. Afuera empieza a llover.








Nadando en el río que más me gustaba porque el agua se veía de color negra.


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